La disfunción eréctil o impotencia sexual masculina es la “incapacidad persistente para conseguir o mantener una erección que permita una relación sexual satisfactoria”, según CuidatePlus. La disfunción es uno de los problemas que más preocupa a los hombres respecto a su salud sexual, y la cual no se debe confundir -como ocurre en muchos casos- con otros problemas que pueden afectar a la vida sexual cotidiana como la falta de deseo o los trastornos del orgasmo o la eyaculación.
Según el Doctor Manuel Girón de Francisco, del Servicio de Urología del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, “la disfunción eréctil no es una enfermedad, sino un síntoma”, puesto que “es un síntoma de una afectación de vasos y nervios responsables de la erección, sea por tabaquismo, diabetes, hipertensión…”. Además, recalca que “las enfermedades cardiovasculares son una causa importante en la disfunción eréctil”.
Si bien es cierto, este es uno de esos problemas de salud que se ha mantenido como tabú a lo largo de los tiempos, muy posiblemente debido a estar relacionado con la vida sexual individual y su entorno, igual que habría ocurrido con muchas afecciones, problemas o enfermedades sexuales a lo largo de los siglos.
Las principales causas que pueden propiciar a la incapacidad de tener una erección pueden ser varias, aunque hay que tener en cuenta siempre que la impotencia masculina como tal es una afección física, es decir, que pueden existir grandes deseos de tener una relación sexual y que esta no pueda darse porque el pene “se niegue”. Las causas más comunes, según los especialistas, serían las siguientes:
- Edad: Uno de los factores más determinantes cuando se habla de dificultad para mantener las erecciones. Según diversos estudios, alrededor de un 40% de los hombres con más de 60 años sufre disfunción eréctil, a la vez que, una vez alcanzados los 70, el porcentaje se dispara por encima del 50%
- Circulación sanguínea: Las enfermedades que causen problemas circulatorios o aquellos problemas que produzcan una circulación deficiente de la sangre pueden provocar, como consecuencia, impotencia, debido a la dificultad de que llegue sangre suficiente al pene.
- Causas psicológicas: La mente es uno de los actores más poderosos en cuanto a muchas afecciones físicas. Problemas como la depresión o el estrés, sobre todo este último debido a la segregación de cortisol, puede producir que no se pueda conseguir una erección.
- Medicación: Existen varios tipos de medicamentos que pueden afectar a al lívido y a las erecciones, como por ejemplo, aquellos indicados para tratar la hipertensión, pues son medicamentos cuya función es reducir el flujo sanguíneo, provocando en muchas ocasiones que no llegue sangre suficiente al pene.
- Drogas y Alcohol: Es considerado por los especialistas como uno de los problemas más habituales que acaba derivando en una disfunción eréctil. Los daños del consumo de sustancias como el tabaco, el alcohol o las drogas producen en nuestro organismo innumerables problemas, siendo uno de ellos la falta de lívido, la impotencia o la infertilidad.
El reconocer que uno sufre de impotencia puede ser duro para muchos hombres, a pesar de que es un problema que debería estar más que normalizado en nuestras sociedades. Es por ello que, desde el Instituto de Urología y Medicina Sexual de Zaragoza, se recomienda acudir rápidamente a un especialista en la materia si se sospechara que se padece impotencia. En estos casos, lo más recomendable es acudir a un urólogo o uróloga experta en medicina sexual, también llamados uro-andrólogo, el cual podrá llevar a cabo un diagnóstico fiable sobre la afección y la causa de esta, pasando a comenzar con el tratamiento que mejor se ajuste al paciente para que pueda recuperar su vida sexual con perfecta normalidad.
Comentários