Plüshchow emigró a Italia con apenas 20 años, estableciéndose en definitivamente en Roma alrededor de 1898. Debido al afán de inspirar su obra en los desnudos íntegros, sobre todo masculinos, Plüshchow parecía estar desafiando a la conservadora sociedad de la época: en 1902 fue acusado de proxenetismo habitual y corrupción de menores, siendo por ello condenado a ocho meses de cárcel y una multa. Una vez en libertad, decidió volver a la fotografía con normalidad, hasta que en 1907 fue denunciado por un hombre llamado Alfredo Marinelli por haber fotografiado desnudo a su hijo de 12 años, ganándose una nueva condena de siete meses y diez días de cárcel. A pesar de esto, y como varias publicaciones de la época, como los estudios sobre la homosexualidad de Edward Stevenson, parecen indicar, los cargos presentados a Plüshchow podrían deberse más bien a una “caza de brujas”, debido a su homosexualidad.

Sin embargo, los cargos judiciales de Plüshchow y la repulsa de la sociedad de la época a la homosexualidad no fueron suficientes para que el alemán, ayudado por el morbo de lo prohibido, no se convirtiera en uno de los autores más célebres de la década 1880-1890 en Europa. Su trabajó comenzó a ganar cada vez más y más atención al aparecer con cierta regularidad en revistas de fotografía y arte. El renombrado autor inglés John Addington Symonds escribió a muchos de sus amigos recomendándoles el trabajo de Plüshchow.

En sus obras poseen la característica común de la mezcla entre la crudeza y el erotismo de la mitología griega, retratando en numerosas ocasiones a jóvenes proletarios sicilianos de piel pálida caracterizados como dioses griegos. Es por estas fotografías, las cuales se expandieron por Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, por las que se considera a Wilhem Plüshchow como uno de los primeros precursores de la fotografía erótica masculina, convirtiéndose en la metáfora perfecta de un artista perseguido y a la vez admirado por una obra prohibida, siendo uno de los primeros pasos en la visibilización de la homosexualidad.