Margalida Ordinas, sexóloga: “Sí, sobretodo en un entorno social que aún considera la heterosexualidad y la sexualidad coitocéntrica, como norma, sin contemplar la diversidad sexual humana tanto en la identidad y orientación sexual como en el imaginario erótico y las prácticas sexuales.”
Las dudas en cuanto a los gustos y la orientación sexual son algo que pueden causar gran malestar, miedos e inseguridades, que de no ser resueltos pueden derivar en problemas psicológicos y sexuales más serios, como los famosos “gatillazos” por no tener la cabeza donde debería estar o las crisis de identidad que pueden conllevar ansiedad y depresión. La presión que sienten muchos jóvenes por miedo a no encajar en la masa mayoritaria de heteronormatividad que puede aparecer en las primeras etapas de la vida sexual y el autodescubrimiento es uno de los problemas que siguen sucediéndose en clínicas psicológicas y sexológicas.
Sobre todo, los varones jóvenes insertados en una vida pública y social “completamente heterosexual” son los que más sufren con este tema. Y es que, ¿Quién no ha tenido nunca dudas sobre qué le gusta y qué no? Realmente, los problemas surgen cuando se tiene miedo a la respuesta que se pueda presentar a dichas dudas: el miedo a aceptar una orientación sexual que consideramos que conlleva cosas negativas o que no identificamos como nuestra, el miedo al qué dirán, al cambio en cuanto a la imagen que poseemos de nosotros mismos y que en mayor o menor medida sabemos cómo queremos seguir construyendo en un futuro.
Pero, ¿Y si no es todo blanco o negro? A mediados del siglo XX el biólogo Alfred Kinsey, tras una década de investigación sobre las prácticas sexuales y en contra de los defensores de la monosexualidad (aquellos que defienden que la sexualidad humana se resume a homosexualidad o heterosexualidad, negando así incluso la bisexualidad), estableció una escala donde diferencia hasta siete diferentes grados de orientación sexual, donde el 1 es la completa heterosexualidad y el 6 la completa homosexualidad, estableciendo un séptimo grupo llamado X, que representaría la asexualidad.
Son infinitos los estudios que se han hecho respecto al origen de la orientación sexual, sobre los factores que determinan la atracción por un género u otro, desde que la homosexualidad proviene de un virus (#Nazis), como que se debe a determinados factores de las primeras etapas del proceso de socialización del recién nacido. Si algo se sabe seguro, es que la orientación sexual, aunque pueda variar ligeramente a lo largo de diferentes etapas de la vida (algo completamente lógico y posible basándose en el modelo de Kinsey), es algo que no depende de una decisión propia. De lo contrario, probablemente miles de homosexuales maltratados y asesinados a lo largo de la historia habrían elegido seguir vivos, ¿No?
Actualmente una de las teorías con más peso es que la orientación sexual es algo desarrollado en la etapa prenatal de la gestación, lo cual es totalmente lógico teniendo en cuenta que para que algo nos excite y atraiga sexualmente, activando así funciones de nuestros órganos sexuales, ha de haber estímulos determinados que hagan reaccionar a nuestro hipotálamo para comenzar la producción de hormonas. Como de momento no se ha comprobado de ninguna manera que el ser humano pueda condicionar su producción de hormonas o sus procesos biológicos internos a través de simples decisiones, es bastante coherente afirmar que es algo que “nos viene de serie”. A su vez, los comportamientos “desviados” de la norma que supondría la heterosexualidad en cuanto a medio reproductivo y de continuidad de una especie se pueden apreciar en alrededor de unas 1500 especies de animales, es decir, a demás de los humanos, unos 1500 tipos de animales tienen diferentes comportamientos homosexuales o bisexuales de manera visible. O sea que además ni quiera es algo exclusivo del ser humano.
El mayor reto en estos casos en los que se tienen dudas es, sobre todo, perder el miedo y las inseguridades respecto a qué somos o qué podemos ser, teniendo en cuenta que, al fin y al cabo, y por mucho que la sociedad quiera hacernos creer que la orientación sexual es un factor fundamental en tu construcción como persona, el hecho de sentir deseo, amor o atracción por un determinado sexo no deja de ser como cualquier otro gusto. Es solo un pequeño detalle de las infinitas aristas que te conforman como persona, nadie se resume a una etiqueta de “gay” o “hetero”, ni nada ha por qué ser todo blanco o ser negro en este tema. Seas lo que seas, seguirás siendo así y tratar de enterrarlo o cambiarlo solo te hará cada vez más daño. ¿No es más fácil vivir de manera libre y fluida tu sexualidad y emociones de la manera que sientas que más bien te hace?
Simplemente, pierde el miedo a conocerte y acéptate.
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